miércoles, 30 de julio de 2008

Carta desclasificada nº2

"Tomé el avión a las seis y media, con tres horas de retraso. Dicen que en la madrugada había mucha niebla y los pilotos no sabían donde aterrizar. Yo creía que con tantas maquinas eso ya estaba solucionado, que prácticamente se podía volar con los ojos cerrados. Tuve que esperar al viento que se llevara la niebla, yo me pregunto si tu habrás esperado esas tres horas o ya te fuiste a casa, aburrida de oir lenguas que no entiendes.
Te traje regalos, pero no te los digo porque es un secreto. Y los secretos no se comparten, ni siquiera con el papel. Antes de viajar siempre camino por la rambla, en Santiago no se puede ver el mar, y uno cree no hay nada más allá de unas montañas salpicadas de nieve. Acá todo es pequeñito, ante la grandeza del mar y seduce la idea de nadar un día, a ver si se llega a otra orilla.
En algunos momentos me pregunto que estarás haciendo allá, muy lejos de acá. En la hora de la tarde, es cuando todo parece más vacío, o será que abro mucho la ventana, y la habitación con exceso de aire necesita de otra persona que lo respire. Trato de no suspirar, o de suspirar a escondidas, para que nadie se de cuenta de ese aire que sobra por alguien que falta."

3 comentarios:

María Paz dijo...

He leído, me pregunto que pensarán las niñas para quienes iban dirigidas las cartas, dudarán acaso de ser ellas? Quizás ante una carta sin nomre alguna ansíe serlo, o quizás lo contrario.
Me pregunto si estas que subes y subirás se nombran en castellano o en inglés, si son de luz o de papel y carbón. Y también me pregunto si algua vez tuviste la intención de entregarlas.

PL dijo...

tal vez esto debería transformarse en un blog epistolar.

María Paz dijo...

No he sabido de tí