sábado, 17 de marzo de 2007
Porque escribí
Hay veces en las cuales uno va al centro sin saber lo que desea, pasea por calles con nombre propios y deambula entre tiendas sabiendo que no comprará nada. Es mala idea andar con algo de dinero en el bolsillo porque siempre en el extravío uno encuentra pequeños tesoros que dejan sin almuerzo algunos días.
Lom una vez editó un libro de este poeta en una pequeña version llamada "Antología de paso". La primera aproximación a Lihn fue con ese libro, lamento no tenerlo todavía, debido a que un compañero de colegio me lo sacó de la mochila en clase de matematicas y la profesora injustamente se lo quitó, quitandome a Lihn hasta ahora.
Habia otra antologia del fondo economico? de cultura que entre el alto precio y la escasez de ejemplares era dificil de encontrar.
Por esos paseos sin rumbo de los viernes lo encontré en una venta de bodega. El precio seguía siendo alto. Lei el primer poema del libro. Me era conocido. Celeste hija de la tierra. (acá viene una descripcion de como el sujeto lo lee y se queda algun tiempo parado en la libreria estupefacto ante la experiencia poetica, ojos humedos sin pensar en nada. Solo en Lihn, el poeta)
Me lo compré sin culpa.
Celeste hija de la tierra
No es lo mismo estar solo que estar solo
en una habitación de la que acabas de salir
como el tiempo: pausada, fugaz, continuamente
en busca de mi ausencia, porque entonces
empiezo a comprender que soy un muerto
y es la palabra, espejo del silencio
y la noche, el fruto del día, su adorable secreto revelado por fin.
Tendría que empezar a ser de nuevo
para aceptar el mundo como si no fuese
solamente lo único que conservo de ti,
tendría que olvidarme
como se olvida lo más negro de un sueño,
soplar en mi conciencia hasta apagar mi imagen,
cerrar los ojos frente a los espejos,
deshacerme y hacerme, soñar siempre con otro,
morirme de mí mismo
para no recordarte a cada instante
como el ciego recuerda la luz y el condenado a muerte
la vida, toda ella, en un abrir y cerrar de ojos,
porque estás más adentro de mí que yo mismo
o existo porque existes
o yo no sé quién soy desde que sé quien eres.
No es lo mismo estar solo que estar sin ti, conmigo
con lo que permanece de mí si tú me dejas:
alguien, no, quizás algo: el aspecto de un hombre, su retrato
que el viento de otro mundo dispersa en el espacio
lleno de tu fantasma desgarrador y dulce.
Monstruo mío, amor mío,
dondequiera que estés, con quienquiera que yazgas
abre por un instante los ojos en mi nombre
e, iluminada por tu despertar,
dime, como si yo fuese la noche,
qué debo hacer para volver a odiarte,
para no amar el odio que te tengo.
Es inútil
buscar a tu enemigo en el infierno
suyo y de esta ciudad, allí donde la música agoniza
larga, ruidosamente en el silencio
y beber en su vaso para verte
con su mirada azul, roja de odio,
el vino que refleja su secreta agonía,
la que en su corazón en ruinas danza
a la luz de una luna tan desnuda como ella
con la misma afrentosa lascivia de la luna
que no se muestra al sol, pero acepta su fuego,
esa virgen tatuada
por los siete pecados capitales
no eres tú o eres otra;
alguien, quizá yo mismo, entonces toca
mi frente y me despierto como el fuego en la noche,
en toda mi pureza,
con tu nombre verídico en los labios.
ENRIQUE LIHN
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3 comentarios:
Un viernes de noche me dio por matucana y cerveza a pie. En esa onda de pensar en el pasado del país del que estuve ausente pero que lo mismo da nostalgia. Y recordé que en por esa calle también de noche pasearon de seguro el poeta y jodorowsky, mientras miraba los edificios que se me ocurren de esa epoca tambien, por algo de pueblecito empeñoso que se les nota en la fachada. Inventé entonces que uno de ellos estuvo también en el mismo bar pero en distinta noche, y que me metía en un mundo que se había ido ya y que volvería a escaparse apenas me pusiera sobrio y retomara los pies y el regreso.
Un viernes de noche me dio por matucana y cerveza a pie. En esa onda de pensar en el pasado del país del que estuve ausente pero que lo mismo da nostalgia. Y recordé que en por esa calle también de noche pasearon de seguro el poeta y jodorowsky, mientras miraba los edificios que se me ocurren de esa epoca tambien, por algo de pueblecito empeñoso que se les nota en la fachada. Inventé entonces que uno de ellos estuvo también en el mismo bar pero en distinta noche, y que me metía en un mundo que se había ido ya y que volvería a escaparse apenas me pusiera sobrio y retomara los pies y el regreso.
Lihn es tan SAntiaguino que me inquieta tanto como me fascina...
Suerte que sea nuestro... lástima que su poesía esté tan callada y que la mayoría de su gente no le conozca....
bueno habrá que hacer algo al respecto
saludos
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